jueves, 7 de diciembre de 2023

Ellos sólo te quieren cuando tienes 17.

Hace 20 años no era tan mal visto decir "legalicen a las de 17" cuando una morrita te coqueteaba abriendo y cerrando sus piernas en falda escolar. Uno ahí iba de pendejo a sentirse bien verguilla a aguantarle la mirada para ver si se sonrojaba, si abría más las piernas o si conseguías algo, todo antes de que llegara tu esposa por ti y te diera la bolsa del mandado. 

¿Qué habrá sido de esas morras de 17 de hace 20 años? ¿Tendrán hijas de 17 a las cuales les cuiden sus piernas y el largo de sus faldas escolares? ¿Habrán tenido embarazos juveniles? ¿Habrán perdido ese encanto y se emocionaran por coqueteos de compañeros de trabajo en las venideras pedas de fin de año, se besarán con ellos y luego se perfumarán antes de llegar a casa para no oler a saliva de alguien más, siempre a tiempo de alcanzar a ver el partido del américa con sus esposos? ¿serán mujeres de éxito y recordarán con nostalgia como le coqueteaban a ese tipejo de 20 años que les daba lástima? 

Hace 20 años, 3 años de diferencia parecían un abismo. Parecían toda una vida, tiempo lleno de experiencia, orgasmos conseguidos por el oponente, vivencias llenas de rabia y odio. En cambio ahora, tan sólo son 3 aguinaldos más, 3 años menos a la deuda que tienes por pagar, 3 años menos de distancia con la tumba.

lunes, 27 de noviembre de 2023

Actualización

 Me casé con mi novia de toda la vida, la conocí a los 16 en segundo semestre de la prepa. Desde entonces soy bien aburrido. Acabo de cumplir 40 y lo más divertido que hago es engañarla con hombres de los que llaman chacales y con las más morritas que puedo impresionar del trabajo, regularmente de entre 22 y 25 años. Soy el estereotipo de aquello que llaman cancelable. Luego les cuento más. 


jueves, 23 de noviembre de 2017

To hell and back again.

Han pasado muchos años y hoy decidí regresar. Leí cosas viejas y muchas de ellas me llevaron a la siguiente pregunta: ¿a poco era tan pendejo? 

Volteo al ver el camino recorrido y pienso que sigo siendo el mismo, con unas cuantas arrugas más, unos cuantos kilos encima y me asombra que después de tantos años me sigo sintiendo igual (pero menos pendejo, insisto). ¿Igual cómo? Pues sin pies ni cabeza pero siquiera ahora lo disfruto más. Volvieron las ganas de dormir poco y tal vez eso haga que vuelva a contarles lo que tenga por contarles, aunque ya nadie me lea o tal vez sí, no lo sé. Antes no dormía y me azotaba, ahora no duermo y al otro día me cago en el trabajo pero ya no me azoto; lo disfruto.

Saben, no puedo dejar de pensar que me sorprendieron algunas cosas que leí sobre mi pasado. Creo que era más atrevido, más perspicaz. He perdido la capacidad de dejarme ir y sorprenderme. 

Cuando regresé y vi este lugar en ruinas sentí algo de nostalgia, ya no soy tan nostálgico como antes, soy viejo y los hombres entrados en años somos alterables y neuróticos pero nostálgicos no. No niego que me gustaría volver a ver uno que otro comentario perspicaz, de esos que causaban rabietas en mi o cierta emoción, si eso es nostalgia llámenme contradictorio, tal vez sólo estoy neceando (como un buen viejo tiene que hacerlo).

Como dictó la primer entrada de este blog hace 8 años,  siéntanse libres de creer lo que quieran creer, sólo advierto que la gran mayoría de lo aquí plasmado será del calibre de las mejores mentiras que se hayan tirado en sus vidas, lo único que no mentirá será la música que seguirá acompañándonos. 

Bienvenidos, de vuelta.